Xupiter es una superviviente, la única de su camada que consiguió salir adelante de un caso de acumulación de animales en una casa de O Pino.

Como el resto de los animales que sacamos de la casa, nunca había recibido el cariño de un ser humano y estaba completamente atemorizada y desocializada.

Sin embargo, en pocas semanas, hizo gala de una asombrosa capacidad de adaptación y recuperación convirtiéndose en una de las perras más encantadoras que ahora tenemos y además liderando la manada con la que convive, a pesar de ser la de menor tamaño. 

Es muy cariñosa, afable y delicada en el trato con los humanos con los que convive. Estar acurrucados con ella te derrite y te hace sentir lo que debe de ser la más pura sensación de paz. 

Con los otros perros es dominante, protectora y una lider justa y compasiva. Equilibra mucho a la manada y es imprescindible para la incorporación de los nuevos miembros y para su recuperación social y emocional. Ella lo hace, sin duda, mejor que nosotras.

Es también una perra muy inteligente.

Tiene una salud de hierro y está en perfectísima forma física. Corre, nada, salta y a veces parece que hasta puede volar. Es muy ágil.

Pasea con y sin correa. No se escapa nunca de casa aunque la puerta esté abierta, pero en los paseos, siempre que sea en zona rural: bosques, prados, río, etc, va por libre, exprimiendo el tiempo a tope. Pero aunque la pierdas de vista, cada 5 o 10 min. vuelve y nunca se escapa. 

No está acostumbrada a estar ni pasear en entornos urbanos o donde haya más gente. Le tiene pánico a las personas. 

Es perfecta para convivir con otros perros y gatos.

Sabe estar en el interior de las viviendas, piso o casa, sin causar ningún problema. 

También es una perra curtida, acostumbrada al exterior. En la parte negativa, tiene instinto de caza ratonero, incluso sospechamos que debió de sobrevivir a base de cazar roedores. Hace por tanto, muchos agujeros en la finca y suele cazar topillos y ratones.

El único problema que tiene es que aún le cuesta confiar en otros humanos que no seamos nosotras y ladra siempre que llega alguien nuevo, como queriendo echarlo. La adaptación al nuevo hogar, por tanto, deberá ser con una persona o familia sumamente cariñosos, amables y comprensivos. Siendo así, pueden llevarse la perra de su vida, por que es una de las mejores que tenemos y hemos tenido nunca. 

Abstenerse personas poco pacientes, poco empáticas o con vidas muy estresadas.